miércoles, 15 de julio de 2015

Acerca de ser docente... una breve reflexión.

¡HOLA!

El pasado 15 de mayo tuve la encomienda de coordinar la celebración del Día del Maestro en la escuela en que laboro. Antes he mencionado que doy clases de Educación Artística a niños de nivel primaria en un CEBECH, el cual es un Centro de Educación Básica, por lo tanto hay estudiantes de preescolar, primaria y secundaria. Aunque sólo doy clases en el nivel primaria, debo convivir con alumnos de los tres niveles. En el pasado curso 2014- 2015, fui responsable del Comité de Acción Social y Cultural de la escuela, así que desde las Fiestas Patrias hasta la Clausura, estuve involucrada en la organización de programas y eventos culturales.

Pues bien, cuando nos reunimos los responsables de los Comités, Dirección de la Escuela, Coordinadores de los niveles Preescolar, Primaria y Secundaria y el Comité Estudiantil pude observar el entusiasmo con que los alumnos estuvieron dispuestos a participar con cantos, bailes y poesías. 

Al estar redactando el guión que las conductoras del programa leyeron, copié diversas frases de ilustres filósofos y educadores, acerca de nuestra labor. Me permito compartirlas:

“Uno recuerda con aprecio a sus maestros brillantes, pero con gratitud a aquellos que tocaron nuestros sentimientos”.
Carl Gustav Jung. Psicólogo y Psiquiatra suizo.

“Mejor que mil días de estudio diligente es un día con un gran maestro”. Proverbio japonés.  

“El objeto más noble que puede ocupar el hombre es ilustrar a sus semejantes”. 
Simón Bolívar, llamado El Libertador. 

“El arte supremo del maestro consiste en despertar el goce de la expresión creativa y del conocimiento”. 
Albert Einstein. Científico alemán.   

“Quienes que educan bien a los niños merecen recibir más honores que sus propios padres, porque éstos sólo les dieron vida, aquéllos el arte de vivir bien”. Aristóteles.
 

Cuando el programa terminó, los alumnos de Secundaria, con la informalidad y el ímpetu que caracteriza a su edad, tomaron el micrófono para agradecer a sus maestros y tutores, su labor. Eso me hizo pensar que, si bien nuestro trabajo está basado en técnicas, métodos y muchas veces necesita ser cuantificado en números, su impacto no puede ser tan fácilmente medido. Un docente que ejecuta su labor honestamente, jamás es olvidado y su influencia se extiende a lo largo de la vida de sus alumnos.

Quiero por último, agradecer a mis compañeros del CEBECH, quienes me han enseñado y guiado durante los tres años que han transcurrido desde que me incorporé a esa institución. Su amistad es invaluable. He aquí una foto:




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